por Carolina Galvis Espinosa

En mi búsqueda de opciones para contaminar menos el planeta encontré, ya hace más de 8 años, la copa menstrual y fue amor a primera vista. Luego de darla a conocer, ofrecerla y proveerla, sé que no es el mismo amor para todas…pero finalmente uno se enamora.

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En mi caso, todo inició como mi manifestación de respeto hacia la tierra, ya que la cantidad de toallas y tampones que usamos diariamente, es altamente contaminante y de lenta…muy lenta degradación; y de respeto hacia mi cuerpo, luego de enterarme la gran cantidad de químicos que contienen las opciones con las que tradicionalmente hemos vivido nuestro sangrado .  Encuentras datos concretos en Tampones y toallas higiénicas, ni para el planeta ni para nosotras

Con el paso de los meses me seguía sorprendiendo con la comodidad, facilidad y ligereza que vivía mis sangrados y con el ahorro que estaba viviendo cada mes. Sin embargo, decidí ver más lejos y cuando me detuve a analizar qué más había cambiado en mi vida… encontré muchas respuestas:

  1. Cambié totalmente mi relación con mi sangre. Fui educada con la creencia de que la sangre menstrual es sucia, debía esconderla y siempre sentí incomodidad y temor porque alguien pudiera sentir el olor. Con la copa menstrual, debido a que no hay interacción con químicos ni con el aire, pude sentir el verdadero olor de mi sangre… a mi me huele a vida. Además, ahora la recibo conscientemente y la aprecio como lo que es, un nutriente de la vida misma, una compañera de vida que me aliviana y me enseña cada ciclo.

  2. Aprendí a respetar y a escuchar mi cuerpo. Muchos años mis ciclos generaron dolor o pasaron desapercibidos, una de las dos opciones. Después de usar la copa menstrual DivaCup entre en un contacto y proceso de escucha diferente con mi cuerpo. Gracias a ella entendí cómo mi útero palpita y cómo mi cuerpo vive cada día conmigo. Ahora respeto y escucho mis ciclos, respeto mis tiempos y saco el mayor provecho de mis mejores momentos. No es exagerado compartir que gracias a la copa ahora me alimento mejor, soy mucho más consciente de lo que le exijo y lo que le pongo a mi cuerpo.

  3. Descubrí que amo ser mujer. Si! Amo ser mujer con todo lo que ello implica, ya no tengo miedo de vivir en este cuerpo, ahora amo mis cambios permanentes, mis explosiones, mi necesidad de estar sola en ocasiones. Al honrar mi sangre y verla de manera diferente mi relación con mi ser femenino paso a un nuevo nivel, en el que hay mucho amor y respeto propio…y de allí mucho amor y respeto por las mujeres, por todas y cada una.

  4. Entendí que todo se multiplica. Gracias a mi amor a primera vista con la copa menstrual DivaCup sentí que debía darla a conocer, compartirla, traerla a mi país, en ese momento no había numerosas opciones. Mi intención de permitir que las mujeres vivieran mejor sus ciclos y que juntas dejaremos de contaminar nuestros cuerpos y la tierra trajo grandes bendiciones a mi vida. Ahora soy Terapeuta Holística Femenina y he sido maravillada con la oportunidad de acompañar a cientos de mujeres en su proceso de reconocimiento, de bienestar y amor por si misma. El amor y el bienestar se multiplican entre mujeres, a la humanidad y a la Tierra.

    Amorosamente te invito a que vivas tu propia experiencia…

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